LA POESIA DE ELENA por Ramón Sosa Pérez

Si a la lindeza de nuestras letras agregamos la inspiración de Elena en los pequeños seres para crear mundos mágicos como el de la Iguana "muy divertida/ allá en el follaje/ vivía escondida/ y era verde... cuando quería..." o deteniéndose en el trazo de la tejedora que una tarde atajó el dedal para desposar a su alfiler: "la agujita viste de blanco/ y entre encajes/ un largo traje/ con mil pespuntes/ ha realizado..."

Poetisa que vive con pasión cada personaje suyo, a los que parece haber sacado del sombrero de copas del viejo histrión del colegio: "al salir de la escuela/ en las tardes de lluvia.../ las agujitas de plata/ parecen riachuelos/ a veces se estancan/ como espejuelos..." o en la respuesta de la abuelita al candor del nieto por saber el origen de los meses: "briosos corceles/ con brisas de sol/ con bridas de luna/ con nombres/ con dioses, signos y estaciones".

Elena poetisa de canto limpio, ese que en la inocencia del niño toma cuerpo para hacerse hombre o mujer y seguir afinando melodías hasta dar con la boda de las hormigas "una larga hilera/ de las hormiguitas/ visten de negro/ con paltó levita/ zapatos de turrón/ aretes de azúcar glasé/ la novia va muy presumida/ con su ceñido corsé".

Bien por Elena, bien por la poesía, bien por los niños que se leeran, leyendo a Elena, y ella... también lo sabrá!.



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